domingo, 20 de enero de 2008

“EL MERCADO DE CAPITALES Y LAS OPERACIONES DE BOLSA”

INTRODUCCIÓN

El Código de Comercio define la figura del comerciante en el artículo 10, según el cual son comerciantes los que teniendo capacidad para contratar hacen del comercio su profesión habitual, y las sociedades mercantiles.
El comerciante se sirve, para el ejercicio de sus actividades, de otras personas e instituciones que pueden tener facultades amplias o restringidas. Las cámaras de comercio, por ejemplo, son establecimientos constituidos por comerciantes, jefes de establecimientos industriales, capitanes de buque y corredores.
Las Bolsas de Comercio, como establecimientos autorizados por las Cámaras de Comercio, constituyen otro de los auxiliares del comerciante, que permiten la reunión de los mismos para realizar diversas operaciones mercantiles.
Los mercados de capitales, por su parte, consisten en una serie de mecanismos que autorizan la asignación y distribución de recursos de capital que a mediano y largo plazo serán destinados a financiar las inversiones. Este se rige por la Ley de Mercado de Capitales que regula la oferta pública de valores, las funciones de las bolsas, las obligaciones en general, la representación de los obligacionistas, la protección de los accionistas minoritarios, las sociedades anónimas de capital autorizado, entre otras normas establecidas en su contenido.
Desarrollaremos aquí los conceptos de Bolsas de Comercio, sus funciones, su constitución, los títulos que en ella se negocian, así como también los diferentes tipos de contratos bursátiles. Además se incluirán los conceptos de mercado de capitales, sociedades anónimas de capital autorizado, sociedades anónimas de fondos mutuales, entre otros.
Un país fuertemente cristalizado en sus estructuras financieras basadas en una participación exclusiva del sector público como tomador de fondos y asimismo como redistribuidor ineficiente de los mismos, postergó durante décadas el desenvolvimiento del mercado de capitales argentino. Su mayor exponente -el mercado bursátil- sufrió una reducción progresiva de su dimensión, restándole como única función la recolección de fondos para el estado a través de un privilegiado menú de títulos públicos de alta rentabilidad.
El cambio abrupto producido por la declarada quiebre del estado y la ausencia de créditos subvencionados vuelve a poner en escena al mercado bursátil como protagonista principal del proceso virtuoso de transformación del ahorro de los individuos y las familias en inversión productiva. Los cambios, acelerados por una nueva realidad mundial y la globalización de los mercados bursátiles empujan a una transformación y adecuación de nuestro Mercado de Valores a los parámetros internacionales.
La incorporación de nuevas empresas se ha convertido afortunadamente en un hecho habitual con miras a extenderse a sociedades de otros países. La internacionalización del Mercado es una realidad que obliga a establecer un marco regulatorio que sin perder de vista la agilidad operativa asegure el buen fin de los negocios.
La experiencia acumulada por el sistema bursátil a través de más de un siglo de provechosa actuación permitió modelar una estructura operativa segura a la vez que actualizada con las prácticas y los procedimientos de los Mercados más avanzados. La correcta canalización de los recursos desde los ahorristas hacia los demandantes de fondos requiere de la presencia de una apropiada estructura, conformada por diversas instituciones, instrumentos y modalidades. Asimismo, se ha observado una estrecha relación entre la edad y la situación financiera neta de las personas: los más jóvenes suelen ser demandantes de fondos, mientras que en la edad madura, suelen ser ahorristas.

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